México, basto ecosistema enigmático, lleno de misterios y tradiciones, casa de las culturas más hermosas y rituales más divinas, pero sobre todo, tumba de guerreros y cama de abusadores.
No podemos hablar de México sin mencionar a los mexicas, que, sin duda, era una civilización llena de guerreros, de creencias míticas fuertes y concretas, y de una ciudad esplendorosa en todos los sentidos: Tenochtitlan.
1519 fue un año devastador, frustrante, nefasto y mortal para México. Un año que marco el límite de nuestro país, el año más asqueroso y nauseabundo para los hombres de la sangre pura. Me atrevo a decir, sin temor a equivocarme, que México, nuestro México, no llego mas halla de aquel horrible año, quiero decir, que el México puro no llego mas halla del año 1519, ya que esa es la pauta que sigue hasta nuestros días.
A partir de ese año, la sangre pura se destruyo, esa línea de sangre ya no estuvo mas, se contaminó de mugre europea (y no solo la sangre, mas adelante diré por que), por eso es que el país que ahora llamamos México, incluyendo a los que ahora nos hacemos llamar “mexicanos”, no somos mas que una sucia mezcla de sangre occidental, odio, calvicie, obesidad, falta de intelecto y apellidos. No nos queda nada mas que admirar y conocer esta antigua cultura, aprender, tal vez, su idioma, conocer sus costumbres, su religión, etcétera, eso es lo mínimo que podemos hacer en la actualidad, una obligación o requisito para ser mexicano. Por eso es que México no llego mas halla de 1519, es decir, el año de la conquista. En el próximo post comenzare a relatar esta historia, la desobediencia de Cortez, el aprovechamiento de la hospitalidad mexica, etc.
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